EN MEMORIA DE José Sánchez González
Un maestro del dibujo.
“De vez en cuando la vida
nos gasta una broma
y nos despertamos
sin saber qué pasa,
chupando un palo sentados
sobre una calabaza”.
Le he pedido prestados a Joan Manuel Serrat estos versos, porque creo que así nos sentimos muchos de los que hemos tenido la suerte de conocer a Pepe Sánchez. La vida hoy nos dejó sentados, sin comprender, buscando un sentido a lo que, simplemente, es. A veces la vida se empeña en hacerte sentir pequeño y tonto.
En estos días en los que nuestra ciudad se prepara para la comenzar la fiesta más esperada por todos los portuenses, la feria, tenemos que despedir a un maestro para muchos, a un amigo para todos. Pepe, un artista que ha sabido captar el sentido de las fiestas de nuestra ciudad en sus carteles, porque no ha habido una fiesta, la feria, el carnaval, los patios, que no hayan contado con una obra suya como invitación a participar. Porque Pepe es un gran pintor, un cartelista de reconocido prestigio, y un profesor de dibujo admirado y querido por sus alumnos. Y no crean que me he equivocado al utilizar el tiempo verbal. Pepe es, y siempre será, todo eso. Nos acompañarán siempre sus cuadros, sus dibujos, el recuerdo de sus clases, y así lo tendremos siempre entre nosotros.
Su vida estuvo siempre unida a la Academia. Llegó muy niño para aprender a dibujar, y ya se quedó. Para siempre.
Hace pocos meses donó a los fondos de Bellas Artes un magnífico óleo en el que refleja una esquina de la Iglesia Mayor vista desde la azotea de la Academia, su otra casa.
Hombre serio, afable, sencillo, con un fino humor. Huía de protagonismos pero era un pilar fundamental para todos nosotros, y no sólo con su magisterio. Suyos eran los diseños de los carteles de certámenes y concursos; se encargaba de la organización de exposiciones; jurado de los premios de dibujo y pintura; restaurador del patrimonio pictórico de nuestra ciudad. Le debemos mucho.
Su última exposición, en verano, en la sala Alfonso X el Sabio, fue un espléndido recorrido por su obra última. Expresión de un artista maduro, sincero y sencillo. Su sólido dibujo le permitía crear perspectivas difíciles. Sus carteles eran brillantes, coloridos y luminosos. ¿Quién no recuerda la imagen de una pareja a caballo dentro de un farolillo?
En su vida artística tuvo muchos premios, incluso a nivel nacional. Y el respeto de sus compañeros.
En su vida privada, una familia estupenda y muchos amigos.
Hoy andarás buscando un sitio donde poner tus pinceles para pintar otros cielos.
¡Te vamos a echar tanto de menos!
Carmen Cebrián.
Presidente de la Academia